Las opiniones sobre la construcción de megaproyectos, infraestructuras y urbanización en áreas ecológicas y aún más los de dimensiones considerables siempre quedan divididas, sin embargo también es innegable que en cualquier área ecológica en la que se construya siempre quedará el triste recuerdo de la destrucción.
Uno de los proyectos más controversiales de este sexenio en México es la construcción del tan mencionado tren maya, un servicio de transporte férreo que pretende conectar las principales ciudades y zonas turísticas de la península de Yucatán, su construcción comenzó en diciembre de 2018. Como todo proyecto este tiene sus ventajas y desventajas que han sido ampliamente discutidas por expertos y no tan expertos, por miembros de las poblaciones aledañas y personas que viven muy lejos de este territorio. Esta amplia discusión es importante, ya que es una cuestión que nos atañe a todos tratándose de una zona tan rica en biodiversidad.
Las ventajas que la mayoría alude tienen que ver con la mayor conectividad que todo transporte genera, llegando a zonas pobladas de difícil acceso, por lo que parte de la población considera adecuada la construcción de este transporte, ya que solucionaría problemas con los que han tenido que lidiar debido a la lejanía de muchos asentamientos de los lugares de trabajo y servicios. Otros puntos ventajosos que traería es una mejora económica en la zona debido a la facilidad de transporte del turismo. Se dice además que habrá acciones ecológicas y de preservación y que el tren mismo es un transporte sustentable y menos contaminante. Pero ¿Cuánto de esto es cierto?
Muchos expertos no están de acuerdo con la construcción de un tren en parte de la península, haciendo énfasis en tramos importantes que atravesarían las selvas y dañarían el ecosistema y el legado cultural y arqueológico de la zona. Aún faltan estudios de impacto ambiental que no han sido presentados adecuadamente en un momento en que la obra continúa en desarrollo, esto no sólo representa una falta legal sino una cuestión alarmante, ya que en lo que concierne al los tramos 5 y 7, e incluso se llegan a mencionar el 6 y el 8, existe una biodiversidad que de ser dañada o intervenida afectaría a una parte importante del ecosistema, con lo que el daño ambiental sería enorme e irreparable.
El tren constará de ocho tramos, algunos de los cuales pasarán por en medio de la selva, si esto no es un daño violento a la naturaleza no sabemos qué lo es. Por el “bien” de la economía se acepta la construcción de algunos de los tramos, pero tramos como el quinto y el séptimo representan un riesgo alarmante, ya que además de instalarse en zonas porosas en donde habita una gran cantidad de murciélagos, una especie indispensable para el equilibrio del ecosistema, también dañarían cenotes, manglares y humedales.
La obra en sí representa una fragmentación del territorio de la península, lo cual traerá consigo la extinción de flora y fauna como son el árbol de ramón, cedro, ciricote, especies de mangle, especies de palmas; jaguar, ocelote, tapir, mono aullador, mono araña, especies de tortuga, tlacuache, cacomixtle, mapache, puma, cocodrilo, especies de serpientes, especies de murciélagos, especies de iguanas, guacamaya, flamenco, quetzal, tucán, gran variedad de aves residentes y migratorias que ya se encuentran amenazadas.
El impacto de esta obra también traería una terrible deforestación que ningún programa de rehabilitación puede reparar.
Como en todo proyecto de urbanización miles de especies morirán o ya lo están haciendo, los acuíferos se secarán. El tren maya es un proyecto invasivo que afectará a una de las zonas más hermosas de nuestro país y del mundo, quisiera que se preguntaran si mayor turismo (que puede beneficiar la economía, pero desgastar el lugar), y algunas entradas de dinero, generación de empleos y mayor comodidad para algunos de los habitantes ¿valen la pena para generar la destrucción del hábitat de tantas especies y el inicio de una extinción?
Por: Lina Alcaraz
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