El mundo pierde poco a poco su brillo y la cortina gris de este tiempo se extiende, para asfixiarnos en un futuro lleno de incertidumbre y México no es la excepción, pues un gran incendio consumió por lo menos 350 hectáreas de ese bello lugar, dejando a Morelos sin uno de sus pulmones verdes.
Los incendios forestales no son algo fuera de lo común en el mundo, ya sea por la temporada de calor o aquellos que son provocados por la mano del hombre y cada año debemos hacerles frente, para conservar los bosques y especies que ahí habitan, siendo una ardua tarea que nos confiere a todos. Esto hicieron más de 280 brigadistas para apagar el fuego; así mismo, helicópteros de la Comisión Nacional del Agua y del ejército, acudieron para ayudar.
A pesar de que ya fue controlado en un 90%, el daño ecológico es grande al ser el peor incendio en los últimos 20 años, comenzando en el norponiente de Tepoztlán y se fue extendiendo hacia la franja nororiental hacia las poblaciones de San Juan Tlacotenco y Oztopulco. Los paramédicos y protección civil, ayudaron en la evacuación de las zonas pobladas que tenían mayor riesgo ante lo ocurrido.
La unión hizo la fuerza, pues no solo los equipos y helicópteros ayudaron; sino también los mismos pobladores apoyados de cubetas y mangueras ayudaron de manera considerable en esta lucha contra el fuego. Aunque no hubo bajas humanas qué lamentar, la naturaleza si lamenta la pérdida de lo que con tanto esfuerzo ha logrado construir. Las causas del incendio se deben a las sequias que azotan al país, tal vez esto nos haga reflexionar.
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