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LA TAUROMAQUIA

TORTURA EN SU MÁXIMA EXPRESIÓN


Aquí se presenta un debate que ni siquiera debería de existir. ¿Deben ser prohibidas las corridas de toros?

Veamos un poco de sus elementos:

 

Una corrida de toros se divide en “Tercios”. Son el tercio de varas, tercio de banderillas y el tercio de muerte. Después del segundo tercio, el torero cambia de capote a la muleta. 

Sus actores principales son los Monosabios (ayudantes del picador), Picadores, quienes montados en un caballo pican al toro con una puya o lanza cuya finalidad es limitar la fuerza del toro, subalternos (quienes aplican banderillas y pueden dar pases con el capote)  y matadores (torero).




Se empieza con el toro entrando al ruedo, generalmente limitado por el “rasurar” de sus cuernos, haciendo que sea más difícil medir su embestida. Entonces los picadores penetran con una puya (lanza) los músculos del cuello y el toro comienza a desangrarse y debilitarse. Luego, se procede a clavarles las banderillas que tienen punta con forma de arpón en la zona del lomo de manera que continúa la pérdida de sangre y deshidratación, mientras el toro trata de defenderse por el dolor causado de la única manera que sabe hacerlo: embistiendo.

 

Finalmente, deshidratado, expulsando sangre por la nariz y la boca, el toro recibe una estocada con la espada que se supone debía entrar al corazón, sin embargo esto casi nunca sucede por lo que le van desgarrando los órganos internos mientras que el torero y subalterno le muestran el capote para que se mueva y se siga desgarrando internamente, luego, generalmente ya con el toro hincado, se le clava una puntilla (descabello) en la nuca, con la cual finalmente termina su agonía. Todo un grupo de gente está preparado sistemáticamente para hacer sufrir y matar a un animal.

Investigadoras de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) realizaron  un dictamen forense durante las corridas de toros, concluyendo que se presentan actos de crueldad y maltrato animal. Los toros sufren severos daños corporales, fisiológicos y emocionales desde el momento en que son separados del lugar donde habían vivido toda su vida, de su familia, llevados a un lugar desconocido para posteriormente ser agredidos, maltratados, torturados y finalmente muertos de una manera brutal, violando la norma oficial 033 de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), sobre métodos para dar muerte a animales domésticos y silvestres.

La médico veterinaria Beatriz Vanda, una de las coautoras de dicho estudio, explica que “mientras pasa todo este proceso el toro sigue consciente, sigue oliendo, sigue viendo, y los procesos mentales de angustia y desesperanza continúan, se tarda en morir, es una muerte lenta y dolorosa que causa sufrimiento emocional y físico con mucho tormento y fatiga”.



Además de ese terrible suplicio, agonía y muerte que sufre el toro, es igualmente reprobable que para los asistentes sea una “fiesta”, “diversión” y un “espectáculo”.  Está documentado y estudiado científicamente que los animales, y en este caso los toros, tienen plena conciencia, como lo menciona “La declaratoria de la conciencia animal de la Universidad de Cambridge” del 2012, en la que se afirma que las pruebas indican que muchos tipos de animales no humanos poseen la capacidad de conciencia, por lo que solamente un ser consciente puede sentir dolor.

Por lo tanto la prohibición de la Tauromaquia ni siquiera debería estar sujeta a consideración. 

Organismos internacionales como la UNESCO rechazan considerar la tauromaquia como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad: El Bureau del Comité Intergubernamental del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la Unesco ha descartado considerar la tauromaquia entre sus expedientes en curso. El Comité de los Derechos de los Niños de la ONU ha recomendado que se prohíba la participación de niños y adolescentes menores de 18 años en corridas de toros, ya sea como toreros o espectadores"

Se argumenta que esta actividad es generadora de empleos, pero ¿no generaría más empleos hacer centros comerciales, que abren todos los días de la semana, en lugar de una plaza de toros?

¿Cómo podemos aspirar a un mundo más unido, pacífico y empático, si seguimos participando en actividades que glorifican la violencia, la tortura y la muerte de seres vivos sensibles? ¿Cómo es posible que se califique como "héroes" a un grupo de personas que utilizan diversas armas para agredir a un toro y desgarrarlo internamente hasta su muerte? ¿Cómo es que el público los aplaude y no se conmueve por los ojos llenos de lágrimas del toro mientras agoniza, sin entender por qué fue asesinado de manera tan brutal?

La Suprema Corte de Justicia, en su amparo en revisión 80/2022 dictamina: “Esta Sala estima que las peleas de gallos y la fiesta taurina, al traducirse en actividades que generan sufrimiento, agonía e incluso la muerte de especies sintientes, de manera innecesaria o injustificada, resultan incompatibles o irreconciliables con el derecho humano a un medio ambiente sano y, por ende, no son susceptibles de tutela bajo los llamados derechos culturales.”

El día que se haga una consulta pública para votar sobre la prohibición de las corridas de toros, la decisión es muy clara. ¡No a la tortura de la Tauromaquia!

 

Por Cesar Olivares




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