La palabra mantícora, así como esta criatura mitológica, es de origen persa, proveniente de martichoras y se cree que la traducción es “devoradora de personas”. De acuerdo con la tradición persa, este ser era capaz de devorar a cualquier bestia, excepto a los elefantes, sin embargo la sed de esta criatura por la carne humana era mayor que cualquier otra.
Se le describe como una criatura con cabeza humana, frecuentemente con cuernos, el cuerpo de león de color rojo, y la cola de un dragón o un escorpión. Su tamaño varía entre el de un león y el de un caballo, en ocasiones se le describe con alas de murciélago o con coraza. Es capaz de disparar espinas venenosas para incapacitar o matar a sus víctimas, también se le atribuye una triple fila de dientes con la que devora a sus presas. Este ser habitaba en Asia y Europa oriental, donde era considerado el mayor depredador y uno de los seres mitológicos más peligrosos.
Atraía a sus presas mediante su voz, cantaba por los bosques, atrayendo a los hombres para posteriormente devorarlos, también se dice que cuando se daba cuenta de la presencia de alguna persona empezaba a revelar los secretos y conocimientos profundos, con lo que era inevitable para cualquiera acercarse para conocer más, entonces la bestia devoraba a todos aquellos seducidos por los conocimientos que estaban adquiriendo. La mantícora no dejaba ni un solo rastro de sus víctimas, incluso se dice que se encargaba de desaparecer las pertenencias de sus víctimas para que no fueran encontrados.
A la mantícora la encontramos en diversas menciones literarias, entre ellas en el Manual de zoología fantástica de Jorge Luis Borges, en el Libro de animales Fantásticos t dónde encontrarlos de J.K. Rowling y en diversas películas.
Por: Lina Alcaraz
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