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KEIKO, Y LA CONTROVERSIA DE SU VIDA EN CAUTIVERIO

Actualizado: 3 sept 2021



Una de las orcas más recordadas y que por siempre vivirá en nuestros corazones es Keiko. Esta orca macho fue capturada en Islandia y alejada de su familia en 1978, cuando apenas contaba con dos años de edad y aún dependía de su madre para sobrevivir. Fue puesta en un pequeño acuario en el que vivió hasta 1982, cuando fue vendida al parque de Marineland de Ontario, en Canadá, donde se le adiestró para que hiciera actuaciones en público. Ahí permaneció hasta 1985, cuando fue vendida a Reino Aventura, actual Six Flags México, al que fue traída de manera ilegal. Sin embargo, pasó 10 años de su vida haciendo trucos para un vasto público.

A inicios de los años 1990, fue descubierta por cazatalentos de Hollywood, y a partir de ahí se hizo mundialmente conocida por la serie de películas “Liberen a Willy”.

Sin embargo, para 1993 diversas asociaciones pugnaron por la liberación de la orca, pues las condiciones en las que se encontraba eran deplorables padecía lesiones dérmicas y virales, sufría de escoriaciones alrededor de las aletas pectorales y su aleta caudal, sus dientes inferiores observaban gran desgaste debido a su costumbre de morder los bordes de su piscina por aburrimiento y estrés, el pescado muerto no aportaba los nutrientes necesarios y su aleta dorsal estaba doblada por la inactividad de su uso, una característica muy común de las orcas en cautividad.


Tras las múltiples manifestaciones en contra del cautiverio de Keiko, Six Flax donó en 1995 al cetáceo a su fundación Free Willy Keiko Foundation, tras lo cual fue enviado a Oregon para ser rehabilitado para su liberación. Ahí sanó sus heridas y subió de peso, así como comenzó a comer pescado vivo. En 1998 fue trasladado de vuelta a Islandia y en 2002 fue oficialmente liberado en las costas de ese país, justo donde había sido su captura 23 años atrás.

Sin embargo el pronóstico de muchos que pensaron que Keiko no podía readaptarse a la vida silvestre se cumplió, pues al haber sido separada de su familia desde muy pequeña no pudo aprender a comunicarse con otras orcas, por lo que nunca se integró en un grupo y siempre buscaba a los barcos que pasaban por ahí, esperando ver lo único que había conocido: humanos.



Posteriormente, tras el fracaso de su liberación, la orca fue llevada a un semi aislamiento, en donde vivía en condiciones intermedias de libertad y cautiverio, pero las condiciones climatológicas no le favorecieron y murió de una neumonía, en la soledad. Fue enterrada en la costa noruega, en una ceremonia discreta.

Siempre quedará la interrogante de las cosas que se hicieron mal, cuestiones que no se contemplaron al momento de pensar en su liberación o de cómo sería su readaptación a un lugar en el que había nacido, pero al que no estaba habituada desde hacía más de 20 años. Y por supuesto el horror que debe vivir un animal en cautiverio. Keiko siempre vivirá en nuestros corazones y aunque, amiga de los humanos, también constituye un ejemplo de que los animales en cautiverio no son la mejor solución.

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