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EL SARGENTO WOJTEK

Muchas historias de heroísmo, lealtad y valor se han contado a lo largo de los eventos que han marcado a la raza humana, pero quizás las que más sobresalen son aquellas que involucran a animales. Esos seres que, por su gran amor, se ganan un lugar en la inmortalidad del recuerdo y son recordados como leyendas o héroes de altos honores. Esta es una de esas…


Era la segunda Guerra Mundial y el resto de tropas polacas desplazadas por las tropas rusas en 1939 se adentraban en Irán como refugiados, pues sufrían malnutrición y heridas. Una vez recuperada la salud, se reunieron con otros compatriotas y se dispusieron a ir a Líbano, para ello cruzaron las montañas y fue en un paso entre Hamadan y Kangavar que hallaron a un muchacho, hambriento y cansado que les pidió algo de comida. Los soldaos le dieron algo de carne en latas y mientras las recibían, los hombres se dieron cuenta que del saco se asomaba un pequeño animal, se trataba de un cachorro de oso pardo, de unas ocho semanas. El muchacho comentó que lo había encontrado en una cueva luego de que unos cazadores mataran a su madre. El animal estaba en muy malas condiciones y apenas vivo. Uno de los soldados se dispuso a llevarse al oso y después de negociar con el pequeño, éste cedió y le entregó al animal.


Lo alimentaron con leche y carne, y una vez lleno, se acomodó para dormir junto a uno de los soldados llamado Piotr Maćkowiak, luego de eso siempre buscó al mismo soldado para poder dormir. En la compañía de los hombres el oso fue bautizado como Wojtek. El animal comía lo que ellos le daban, como carne y golosinas, las cuales eran sus favoritas, le encantaba meterse en las casas de campaña de los soldados y comerse las barras de dentífricos, ellos lo veían muy divertido, pero debían cuidarse de quedarse sin pasta dental. Fue adoptado por la Compañía de Artillería a quienes seguía a todos lados.


Durante los meses que transcurrieron a la guerra, la compañía amaba la presencia de Wojtek y éste se había adaptado a la rigorosa vida militar, desarrollando un gusto por la cerveza. El oso se volvió uno más y en los desfiles caminaba erguido en sus dos patas, cuando iban en jeep o camión, le daban un lugar como a cualquier otro miembro. Para 1944 fueron solicitados en Italia donde los aliados intentaban contener el avance enemigo. Cuando llegaron los británicos, no le permitían el acceso al barco con el animal; sin embargo, ellos no estaban dispuestos a dejar atrás a su fiel amigo. Fue así que lo enlistaron en el Ejército Polaco. Después de esto, entraron en combate y allí el cargamento de municiones debía ser trasladado por abruptos peñascos sumamente difíciles, pero gracias a la ayuda del oso, lograron llevarlas, pues el cargaba las municiones e inclusive algunos misiles y fue por esto que se convirtió en la insignia oficial de la compañía de artillería. Durante las batallas fue pieza clave para las fuerzas aliadas, ya que gracias a su valor y lealtad lograron continuar suministrados en municiones, lo cual le dio el grado de sargento.

Al terminar la guerra fue junto con la compañía a Inglaterra, donde desfiló al frente de la misma, siendo condecorado con distintas medallas al valor. Posteriormente fue al zoológico de Winfield Park donde se jubiló. Wojtek murió por causas naturales en 1963 a la edad de 22 años. El zoológico colocó una placa en memoria y al funeral asistió gran parte de la Compañía con la que estuvo en la guerra. Dos estatuas se erigieron, una en el museo de Londres y otra en Otawa, Canadá. Inclusive en la actualidad sigue siendo un gran ejemplo de camaradería y lealtad en tiempos de guerra en las distintas instituciones militares de Europa, ganándose así un lugar en la historia.




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