"No era más que un zorro, semejante a cien mil otros. Pero yo lo hice mi amigo y ahora es único en el mundo"
Sin duda, El Principito, es uno de los libros que ni de niños ni de adultos podemos perdernos, pues son muchísimas las enseñanzas de vida que trae consigo, si aún no lo haz leído, recuerda que nunca es tarde para hacerlo.
Una de las experiencias que este pequeño príncipe, habitante del Asteroide B 612, vivió durante su visita a la tierra fue la de encontrase con un zorro, el cual le enseñó el valor de la amistad y del amor. Cuando el Principito se encuentra al zorro y lo invita a jugar, éste le dice que no puede, pues no está domesticado, el zorro le dice que para domesticarlo deben crear lazos, en ese momento para el zorro el principito es un muchachito más entre miles y el zorro es uno más entre cientos de zorros, pero una vez que crean lazos, no hay otro zorro igual en el mundo ni otro Principito igual para el zorro.
El zorro pide al principito que lo domestique, que lo vaya a ver cada día a la misma hora, le enseña que las acciones duraderas cultivarán y crearán esos lazos. Cuando es momento de partir, con tristeza, el zorro le dice al principito uno de los secretos más importantes para la vida: “Sólo se ve bien con el corazón, lo esencial es invisible a los ojos”.
Es una de las historias más conmovedoras que encontraremos en El Principito, no sólo nos enseña que la amistad se cultiva con acciones, sino que también nos recuerda que existe una responsabilidad cuando creas un lazo, como cuando adoptamos alguna mascota, que más que eso se convierte en nuestro amigo y en nuestra familia.
"Te haces responsable para siempre de lo que has domesticado"