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EL OSO POLAR, EN PELIGRO DE PERDER SU HÁBITAT

Actualizado: 26 dic 2020

En el Ártico habita uno de los carnívoros terrestres más grandes de todo el planeta: el Oso Polar o ursus maritimus, conocido como el único superdepredador del Ártico. Su físico seguramente nos dejaría impactados al encontrárnoslo frente a frente, ya que los machos pueden medir hasta 2,6 m de largo y las hembras rondan los 2 m. Normalmente alcanzan pesos de entre 350 y 680 kg, aunque se conocen ejemplares excepcionalmente grandes que alcanzaron o incluso superaron los 1000 kg. Las patas de este oso están más desarrolladas que las del resto, pues le son útiles tanto para caminar como para nadar larguísimas distancias, por lo que no debe sorprendernos que sea uno de los mejores nadadores del mundo. Tanto las orejas como la cola son muy reducidas, pues con ello logran mantener mejor el calor corporal. En esto también colaboran una gruesa capa de grasa subcutánea y un denso pelaje, que aunque nosotros lo veamos blanco en realidad es translúcido, formado por miles de pelos huecos que al igual que su piel sirven para guardar el calor, la piel tiene una coloración negra que le permite atraer la radiación solar.



El fósil de oso polar más antiguo que se conoce data de hace aproximadamente 130 000 a 110 000 años, fue encontrado en la isla Príncipe Carlos Forland, en 2004. Es posible que la especie se haya originado a partir de una población aislada de osos pardos, sometida a una fuerte presión genética durante las glaciaciones del Pleistoceno. De manera que no sólo nos encontramos ante un animal que la naturaleza ha adaptado de manera perfecta, dotándolo de mecanismos increíbles para sobrevivir a altas temperaturas, sino que también es un ejemplar antiquísimo.

Sin embargo, el oso polar también es un depredador bastante aguerrido y se le conoce como la especie más carnívora de entre todos los osos, regularmente capturan a sus presas en tierra o sobre el hielo. Las focas y otros mamíferos marinos, como la beluga, son capturadas cuando abren agujeros en el hielo para respirar. En verano rastrean el aire con su poderoso olfato, a la búsqueda de crías de foca resguardadas en cámaras bajo el hielo. Un oso polar, para sobrevivir un año necesita alimentarse de aproximadamente cuarenta focas, por lo que estas especies deben cuidarse de este gran depredador.



Sin embargo, los osos polares, pese a ser los máximos depredadores de su hábitat, se encuentran amenazados por un depredador mucho mayor: El ser humano. La caza insostenible y los impactos generados por la industria son un problema enorme para la vida del oso polar, esto aunado a la pérdida de su hábitat, el hielo marino, debido al cambio climático, que afecta a esta y a todas las especies que viven en este lugar del planeta. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) considera que el número de osos polares se ha reducido en al menos un 30 % en los últimos 45 años. Para 2008 la población se calculaba entre 20 000 y 25 000 individuos.


Si queremos que tanto la población de osos polares, como la del resto del Ártico continúen viviendo, deberíamos informarnos sobre las acciones que afectan su hábitat desde el nuestro, para así reducir acciones que dañan al planeta, comenzando por la reducción de las grandes industrias. Pues aunque el cambio climático es un tema a menudo en discusión, los científicos del clima del mundo creen que el calentamiento global es "muy probablemente" causado por las emisiones humanas de gases de efecto invernadero. Pues desde la Revolución Industrial de los S. XVIII Y XIX, los seres humanos han utilizado energías que generan calor y combustión en cantidades cada vez mayores. Cualquier reducción mínima puede ayudar, pero el cambio que más ayudará a salvar tantos hábitats en peligro será la toma de conciencia.

Por: Lina Alcaraz

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