Por: Alan Martínez.
En este mes queremos resaltar que los animales de la fantasía o animales fantásticos no son exclusivos del folclor europeo o de los países nórdicos, como muchos estamos acostumbrados a oír o ver, pues México no se queda atrás en estas leyendas y una de las más representativas es la del Nahual.
Llamado Nahual o Nagual y cuya palabra deriva del náhuatl y significa “lo que es mi vestidura”. La creencia prehispánica dice que, cuando una persona nace, un animal lo acompaña y protege. Se cree que, con una serie de rituales, los brujos o chamanes se transforman en nahuales: seres que son mitad humano y mitad animal. Se dice que estos se alimentan del alma de las personas. En algunos lugares se cree que son enviados del diablo y que para no ser devorados por otros nahuales deben comerse un espíritu en las noches de luna llena.
Desde la época prehispánica se atribuye a los dioses de la cultura Maya, Tolteca y Mexica, entre otras, la facultad de tomar la forma de un animal para interactuar con los humanos. Cada deidad solía tomar una o dos formas, un ejemplo era el nahual de Tezcatlipoca, era el jaguar o en algunos casos el coyote, la de Huitzilopochtli era el colibrí y así variaba entre cada uno. Algunos de estos tenían una apariencia muy parecida a la de un hombre lobo, pues los antiguos aseguraban que esos eran los más peligrosos y sanguinarios.
Con la llegada de los españoles la imagen de estos espíritus cambiaría radicalmente debido a la supresión de las idolatrías ejercida por el cristianismo. De la unión de las creencias indígenas y europeas se formaría un híbrido que derivó en la representación actual que tenemos de los nahuales. Conservando su función de elementos de control de las conductas.
Así, el nahual se aparece para castigar a los impuros de corazón, a los mentirosos o a los lujuriosos. Es el caso de las nahualas que se convierten en hermosas mujeres con cara de caballo. Pero al tratarse de un ente que ha hecho un pacto con el demonio, según la tradición colonial, debe ser repudiado. Desde hace 500 años comenzó a perder su significado como guardián, guía y compañero hasta la muerte.
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