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EL KRAKEN

Enorme, colosal, de grandes y largos tentáculos. Mencionarlo causaba terror en los marineros más valientes de aquella lejana época, quienes aseguraban ver a la criatura marina en los vastos océanos atacando a los barcos y devorando a los desafortunados navegantes. Así es como se describe en la mayoría de los relatos de la antigüedad. El mito pudo haberse originado en el avistamiento de calamares gigantes que podrían haber tenido unos 33 a 45 metros de largo, incluyendo los 10 tentáculos, quizá siendo un poco más grande que el megalodón.


Su nombre viene de krake que en escandinavo se refiere a un animal enfermizo o retorcido. En los cuentos antiguos describen al animal “del tamaño de una isla” y se decía que el dorso de un kraken adulto podía tener una longitud de casi 2,5 kilómetros y muchos marineros afirmaban que la criatura misma no era el único peligro; sino el remolino que esta formaba al sumergirse en el océano. Otros escritos afirman que la bestia era tan fuerte que podía aferrarse del buque de guerra más grande y arrástralo con facilidad al fondo.

La fama que el animal nórdico había adquirido para 1752 era tanta, que los hombres no se hacían a la mar sin ir bien dispuestos de arpones y redes para defenderse en caso de encontrarse con la bestia. Los biólogos y científicos de aquella época daban poca o nada de credibilidad a la existencia de un ser como este. El obispo Erik Ludvigse Pontoppidan, habla en su libro Historia Natural de Noruega: “Vive apostado en el fondo marino y solo sube a la superficie cuando es calentado por el mismo fuego del infierno”. Fue tal su popularidad que inspiró a algunos autores para incluirlo en sus escritos, tales como: Julio Verne en “Veinte mil leguas de viaje submarino” o de Víctor Hugo “Los Trabajadores del Mar.”



Se dice que habitaba en los mares del Pacífico, pero otros afirmaban verlo cerca de los limites europeos. Sus tentáculos usualmente eran de color marrón y rosados en la parte más blanda, cuando emergía para engullir algún barco, juraban ver dos grandes ojos, siendo de color rojizo y su cabeza podía cubrir todo el largo de una embarcación. Cuando terminaba su macabra labor, volvía a la profundidad del mar, nadando a una velocidad impresionante. No hay datos sobre su esperanza de vida, pero se cree que era capaz de vivir por cientos de años y que era un cazador innato. Si hubo uno o más, no se sabe; ya que sólo hay representaciones banales de este ser.

Quizás nunca sepamos si fue sólo un mito o avistamientos reales de calamares gigantes que aun en nuestros días nos resultan fascinantes. Sin embargo, el misterio que rodea a la mítica criatura perdurará y algún día se podría demostrar su existencia como tal. Aunque no me gustaría ser esos pobres marinos que se crucen en su camino.


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