Así como se lee, Bruce es un gatito que como muchos tuvo la suerte de ser rescatado de las calles, pero no sin presentar varias heridas, dientes astillados, problemas con su sistema inmunológico y una herida en su ojo izquierdo. Llegó a un refugio en Minnesota y cuando Sandra fue a adoptar a un minino en el lugar no pudo evitar mirarlo.
“No voy a mentir, la idea de adoptar a un gato que era callejero con varios problemas de salud me asustaba. No mejoró cuando estaba a punto de rellenar el papeleo y el personal del refugio me dijo que necesitaría cirugía dental. Me dije a mí misma que todavía podía dar marcha atrás, pero al mirarle a los ojos tristes, también me di cuenta de que no podía dejarlo allí”.
“Muchas veces me pregunté si había hecho lo correcto. Antes de tenerlo, nunca le había administrado medicamentos a un gato. Ahora tenía que hacerlo hasta 15 veces al día. Noches de insomnio, caras facturas del veterinario, problemas de comportamiento, alergias alimentarias... me convirtió en un desastre”, continuó explicando.
Pese a todo esto Sandra nunca se rindió y su esfuerzo fue cobrando frutos, pues la triste mirada de Bruce fue cambiando poco a poco y conoció el verdadero amor de un hogar donde podía relajarse y disfrutar de todo el cuidado que merecía.
“No sucedió de la noche a la mañana, pero poco a poco, nuestros días mejoraron. Encontré comida que podía comer, no necesitaba más medicamentos y comenzó a dormir toda la noche a mi lado en lo que ahora se ha convertido en su almohada. Hoy ha pasado un año desde que lo traje a casa y no cambiaría nada. Han pasado tantas cosas en nuestras vidas y en el mundo desde entonces, y estoy muy feliz de tenerlo a mi lado”, finalizó Sandra. Decidió llamarlo Bruce Willis porque era duro de cuidar y muy fuerte a todo lo que se enfrentó; quizá el actor quiera algún día conocer a este hermoso felino.
Por Alan Martínez
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