POR: ALAN MARTÍNEZ
Esta increíble criatura mitológica que a casi todo el mundo le encanta y cautiva, tiene sus primeros registros en el Antiguo Egipto, en aquél entonces se le llamaba Benú o Bennu. En ese entonces se le asociaba con la garza y a su vez con la resucitación, ésta surcaba Egipto recolectando los mejores materiales para construirse su nido e incluso lo aclamaban como un semidios.
En la cultura griega fue incluido principalmente ya en una nueva versión por Heródoto, padre de la historia he aquí un ejemplo de sus textos:
«Pero todavía hay otra ave sagrada, la llamada fénix. Yo la he visto solamente en pinturas, pues acude a ellos muy de tarde en tarde, sólo cada quinientos años, según dicen los de Heliópolis, y sólo acude a ellos, afirman, cuando se les ha muerto el padre. Si se parece a sus pinturas, he aquí su tamaño y su aspecto: de sus plumas, unas son de color de oro, otras rojas en contorno y en tamaño se parecen muchísimo al águila. De esta ave cuentan, pero yo soy incapaz de creérmelo, que hace lo siguiente: levanta el vuelo en Arabia y lleva al santuario del Sol el cadáver de su padre, que ha recubierto de mirra, y lo entierra en él. Y lo traslada así: primero modela un huevo de mirra que ella misma sea capaz de sostener, y prueba si puede llevarlo: cuando ya lo ha comprobado suficientemente, vacía el huevo y mete a su padre dentro y cierra con más mirra el orificio por donde ha abierto el huevo y ha metido a su padre dentro. Cuando el padre está dentro, el huevo pesa lo mismo que pesaba antes, y envuelto así el ave fénix lo traslada a Egipto, al santuario del Sol. Esto es lo que dicen que hace esta ave.»
Heródoto, Historia, II, 73
La Biblia cuenta la historia de que el fénix floreció de un arbusto de rosas debajo del árbol del bien y del mal en el edén. Llevaba un plumaje colorido y un canto incomparable. Fue el único en resistirse en robar las frutas del árbol. Cuando Adán y Eva fueron expulsados, cayó sobre el nido una chispa de la espada de fuego de un ángel, y el pájaro ardió al instante. De las propias llamas, surgió una nueva ave, el fénix, con un plumaje inigualable, alas de color escarlata y cuerpo dorado.
También existe en la cultura china como el Feng-Huang; en la japonesa como el Ho-oo; en la rusa, El Pájaro de Fuego (inmortalizado en la música por Stravinsky); la iraní, el Simrug; la árabe, anqa; la hindú, el Garuda; los indios de Norteamérica, el Yel y los Aztecas, Mayas y Toltecas se asocia a Quetzalcoatl. En China el fénix chino, el feng representaba a los machos y huang, a las hembras. Dio como resultado el yin y el yang, no todo bueno es malo, ni viceversa. También, representa un símbolo de virtud y gracia.
En general es un ave gran tamaño, capaz de envolverse en fuego y después renacer de sus propias cenizas para volver a vivir, representando así la inmortalidad y la resurrección misma según las leyendas antiguas. De plumas carmesí y una cola larga y dorada como la de un pavorreal, las garras y el pico largo de un color oro brillante, los ojos negros. Las plumas podían brillar cuando éste lo deseaba, además porfiria un bello canto cuando estaba a punto de sucumbir a las llamas, se pensaba que sus lágrimas tenían propiedades curativas, así como llevar cargas muy pesadas.
Plasmado en pinturas, esfinges, obras de teatro, novelas, películas e incluso canciones. El Ave Fénix ya forma parte de nuestra cultura, pues hoy en día todos conocen a estas criaturas y quisiéramos tener a una que nos llevara a tierras lejanas y encantadas, pero no son bestias que suelen quedarse en un lugar o que se domestiquen con facilidad. Quizá si uno es lo suficientemente astuto y paciente, puede escuchar el canto de un Fénix en los bosques lejanos.
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