No hay día en el que los animales no nos llenen de asombro, ternura, admiración, compasión y otras muchas emociones más, pues al convivir con nosotros ellos desarrollan cierto carácter para comunicarse mejor y así lograr un mejor vínculo con la raza humana, pero en ocasiones algunos logran pasar a la historia, ya sea por sus acciones o sus grandes habilidades. Tal es el caso de Koko, un gorila que podía comunicarse con los humanos.
Koko nació el 4 de Julio de 1971 en San Francisco California Estados Unidos y falleció el 20 de junio de 2008 en California. Fue una gorila adiestrada por la doctora Francine Patterson y otros científicos en la universidad de Stanford. El objetivo de su entrenamiento era para lograr comunicarse con los humanos mediante más de 1000 signos basados en el lenguaje de señas. Logró comprender un aproximado de 2000 palabras. Cabe mencionar que fue la inspiración para el personaje de Amy, la simio parlante de la novela Congo de Michael Crichton que años después tendría una adaptación cinematográfica.
El nombre es un diminutivo de Hanaba-ko, que significa <hija de los fuegos artificiales> en japones y al mismo tiempo haciendo referencia a la fecha de su nacimiento el 4 de Julio, día de independía de Estados Unidos.
Algunos expertos debaten en si Koko realmente lograba comprender las señas que le instruían o era una interpretación por su parte, ya que muchas de las mismas coincidían con los gestos que ella realizaba en una conversación creyendo así que dominaba ese lenguaje. Aunque intentaron en diversas ocasiones emparejar a Koko con otros gorilas igual de inteligentes que ella como Michael y Ndume, no fue posible, pues se afirma que desarrollaron una profunda amistad.
Un dato muy curioso sobre este lindo animal, fue su amor por los gatos. Sí, así es, solía cuidar gatos y su favorito fue uno al que ella misma escogió y nombraron All Ball. Se piensa que ese amor por los felinos surgió de los libros que observaba, tales como: los tres gatitos y el gato con botas. El amor por ese gatito hizo que Koko saltara a la fama cuando fue fotografiada con el bebé en sus brazos. Lo amaba como si fuera su madre y por ello la doctora Patterson se encontraba fascinada; sin embargo, en un triste día All Ball se escapó y fue atropellado. La pérdida de su amado gatito deprimió gravemente al gorila, aunque pasaron años desde ese evento, siempre recordó a su All Ball diciendo “Triste” cuando veía a un gatito, ya fuera en fotografía o en persona. Luego de un tiempo, pudo abrir su corazón y adoptar a otro felino. Esta vez, fue un gatito blanco y demasiado pequeño al que nombró “Baby”, cuidándolo con mucho amor y cariño.
La devoción de Koko por cuidar gatos la llevó a ser imagen de diversas causas para frenar el maltrato animal y hacer conciencia en la adopción de los mismos. Tristemente falleció en el 2008, pero su legado y amor por el resto de animales, así como su gran habilidad para comunicarse con los humanos vivirán por siempre.
Por Alan Martinez
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