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¿Cómo hacer que lomitos y michis convivan en el hogar?

Tener a una bendición de cuatro patas es algo que siempre da luz al hogar y a la vida de una persona. Ese fiel compañero que seguirá a nuestro lado hasta su último aliento, ya sea un perro, gato o cualquier animal con el que se logre hacer ese vínculo tan profundo, pero volviendo a los animales más comunes en un hogar, siendo estos el gato y el perro. Existe una interrogante cuando uno de los dos está desde tiempo atrás con nosotros y decidimos traer un nuevo integrante a la familia ¿Se llevarán bien?, ¿mi perro o gato le hará daño al otro?, ¿Cómo puedo hacer que se lleven bien?



Para empezar, debemos comprender que gatos y perros tienen diferencias bien marcadas, desde sus rasgos físicos comportamiento y su dinámica social. Los perros tienden a estar en manadas y usan varias señales para comunicarse entre sí (ladridos, olores y lenguaje corporal), mientras que los gatos son independientes y generalmente no conviven con otros de su especie, a su vez son de carácter solitario. Todas estas características hacen que perros y gatos establezcan su propia dinámica social. Aquí te presentamos algunos tips para preparar a tus bendiciones de cuatro patas:



*Previo a que se conozcan es recomendable que conozcan el olor del otro, por lo que impregnar mantas con el olor de los animalitos y mostrarla al contrario podría ser de mucha utilidad.

*Al principio es muy importante que los vigiles, pero conforme pasa el tiempo puedes ir reduciendo la vigilancia poco a poco.

*Es muy importante que tanto el gato como el perro tengan sus espacios propios bien definidos, como cama, lugar de alimentación y lugar para defecar, pues de esta manera ninguno de los dos se sentirá invadido.



*Juega con los animales por separado para liberar la tensión, de ese modo evitarás alguna sobreexcitación y tú también estarás en una actitud más tranquila.

*Asegúrate de presentarlos en un lugar cerrado, esto evitará que el gato salga huyendo y colócale la correa a tu perro, así podrás controlarlo mejor.

*Deja que los animales se miren y olfateen. No intervengas a menos que notes que la integridad de uno de ellos corre peligro. Si esto no resulta a la primera, no los presiones, dales su espacio y tiempo para que puedan aceptarse uno al otro, y así conocer su propio ritmo.





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